ADIOS, AMIGO DIONI

¡Joder Dionisio! ¡Siempre haciendo lo que a ti te sale de los huevos! Ni siquiera pediste permiso al médico para morirte. Ni avisaste a tus cuidadoras y enfermeras. Y tus hijos preparando la cena y el turrón, para sentarse contigo a la mesa el día Nochevieja. ¡Dios, que cabezota! Sí..., ya me lo habías dicho hace tiempo "ya he dado po'l culo bastante". Pero, joder tío, ni siquiera para irte has podido guardar las formas. Mira, no me lo niegues, no tenías valor para ver sufrir a tus hijos a tu lado mientras te ibas. Y te fuiste... disimulando, sin llamar la atención, sentado en una silla, como echando una cabezada despues de cenar, tal vez soñando, tal vez sentado en la acera de tu casa mirando ese grupo de estrellas que estas noches reina sobre el Valle, que tanto te fascinaba, y murmurando como siempre "¡Orión..., qué maravilla!" Si es que eres un informal y un pasota, joder. Te recuerdo que el verano pasado, mientras comíamos aquel delicioso helado de chocolate en aquella terraza de Olmedo con nuestro amigo Percha, hicimos planes para visitar otros pueblos históricos de los alrededores. Sí, ya sé que en realidad te importaba un huevo todo, pero... En fin, qué coños voy a decir si ya te estoy oyendo por lo bajini y expresión burlona "nada nuevo bajo el sol, amigo"
Ah, lo habrás visto ¿no?... la gente de este pueblo también suele hacer lo que le da la gana y hoy han ido todos a decirte adios acompañando a tu familia. ¡Qué pijada! ¿no? La gente te apreciaba. ¡Qué pijada! ¿no? Se notaba el dolor debajo de muchos abrigos ¡Qué pijada! ¿no?
Bueno, vale, no te doy más la bronca. Hay que poner punto final. Me guardaré la rabia y no lloraré más. Meteré en un cajón todos los errores que cometimos juntos y colgaré en el cinturón de Orión (tus admiradas Tres Marías) todos los sueños de libertad que soñamos juntos. Adios amigo Dioni.